Arcelio Mitre De León, nació en el Cerro Canajagua, provincia de Los Santos el 11 de junio de 1949, es hijo de Diego Mitre y Amelia De León; es el tercero de ocho hermanos: Ismael, Pedro, Margarita, Flor María, Misael, Oscar, Edilma y Uvaldina. Chelo creció entre el estudio y las labores del campo, ya que desde niño ayudaba a su familia en la siembra de arroz, maíz y café. A muy temprana edad se hizo un acordeón de tabla con el que jugaba silbando como si tocara el instrumento que popularizo Gelo Córdoba.
En 1961, a la edad de 12 años, debido al estado de salud de su padre, su familia decide mudarse a Tambo, Coclé en la comunidad de Ojo de Agua. Luego su hermano Pedro compra un acordeón de dos hileras a Elías Fernández, con quien Chelo aprende las primeras nociones del acordeón. Ese año fallece su padre, y a pesar de la tristeza que lo embarga se motiva a trabajar con más ahínco para apoyar el sostenimiento de la familia.
En 1963 su madre le compra un acordeón de tres hileras por 70 dólares. El joven Chelo crecía con el sueño de emular a artistas de la talla de Dorindo Cárdenas, José Vergara, Fito Espino, Papi Brandao y Ceferino Nieto quienes llenaban las salas de baile en aquella época. Después Amable Córdoba, hijo del desaparecido Gelo Córdoba, quien también vivía en Tambo participa en su formación sobre el uso y ejecución del acordeón. No obstante, Chelo recuerda que por su timidez mayormente se dedico a aprender solo ya que “le daba pena estar preguntando”. En 1964 fallece su madre víctima de cáncer, quedando Chelo en la orfandad a cargo de su hermana Margarita.
En 1967 ya con 18 años de edad, se muda a Cañita de Chepo con su hermana Edilma, donde ayuda a trabajar la tierra para ganarse el sustento y en sus ratos libres aprovecha para seguir mejorando su ejecución en el Acordeón. Al escuchar sobre su talento musical, los hermanos De León, residentes en el área, hablan con Chelo para que les amenice una fiesta en el sector de Churugandí. Este baile se convierte en el inicio de su vida profesional, por el cual recibió como pago diez balboas, lo acompañan en este evento “Cholo” Vargas en el tambor y su hermano Misael en la Churuca.
En 1970, se muda a Panamá e inicia labores en una abarrotería propiedad de Euclides Velásquez ubicada en Panamá Viejo, sector de puente del Rey; posteriormente trabajo en algunos proyectos de construcción, lo que lo ayudo a forjar el carácter y la disciplina de hombre de bien venido de la cima del Canajagua. Durante aquel periodo Chelo práctica con su acordeón y asiste a los bailes típicos con el fin de aprender otros estilos, es así que en el club 24 ubicado en Calidonia, conoce a Victorio Vergara a quien Chelo le profeso una gran amistad.
En 1973, Chelo funda el conjunto “Ritmos del Canajagua” en honor a su lugar de nacimiento, siendo su cantante Etelvina Quintero.
En 1975 su primo Elías García decide abrir una sala de baile en Cabobre (actual jardín Oasis) y lo contrata para que toque en la inauguración. Ya en el baile, Elías le pide a Rosa Elvira Salazar que cantara una pieza con Chelo, sin saber que esto sería el comienzo de una relación más que laboral, pues hasta el día de hoy “La Golondrina Invencible” es la compañera sentimental de este gran acordeonista. Es así que en 1976 Rosa Elvira Salazar, quien canto junto a Alfredo Escudero, Victorio Vergara, Dorindo Cárdenas y Osvaldo Ayala, ingresa al conjunto Ritmo del Canajagua.
La fama de Chelo Mitre y su Ritmo del Canajagua se fue acrecentando y las empresas de espectáculos más reconocidas de la época como: ORCA (Ordoñez-Cárdenas), Espectáculos Unidos y DECATO (Decerega-Carrizo-Nieto) lo buscan para abrir los bailes, en los conocidos “Saraos”, a grandes artistas tales como Ceferino Nieto, Osvaldo Ayala, Dorindo Cárdenas, Teresin Jaén y Victorio Vergara. Con este último toco mano a mano desde 1982 a 1985 en el toldo “Los Campeones” durante las fiestas del carnaval de Panamá. Es a Victorio y a Juan Castillo a quienes Chelo les atribuye el haber tenido la oportunidad de tocar por primera vez en la ciudad de Panamá.
Chelo Mitre “el acorazado del Canajagua” y Rosa Elvira Salazar “La golondrina invencible” son ejemplo vivo del talento natural que emerge de nuestras raíces interioranas. El acordeón de Chelo y la voz de Rosa Elvira tienen el sabor de nuestro campo, la energía y perseverancia de nuestra gente y la suavidad refrescante de las brisas de su natal Canajagua. En esta producción hemos incluido lo mejor de sus primeras canciones, con los éxitos que hoy día llevan al público bailador a las salas donde él ameniza.
Chelo Mitre ejemplo de humildad, lucha, talento y perseverancia constituye fiel ejemplo del espíritu inquebrantable de nuestro pueblo y proyecta hacia el futuro la autenticidad de nuestra cultura.
Jorge Luis EscobarJ.
jle@tamayorecords.com
Excelente